Siguiendo con la recopilación de tradiciones antiguas de Troncedo que hicieron Montse y Lourdes, en fechas como éstas toca recordar que la víspera de Reyes se organizaba el juego de las DAMAS y CABALLEROS. Para ello se ponían en un puchero las papeletas con el nombre de todas y cada una de las mozas y otro puchero con los de los mozos. Una mano inocente extraía una papeleta de cada uno de los pucheros y el azar se encargaba de emparejar mozos y mozas. Estas parejas bailarían las primeras piezas de la sesión de baile del día de Reyes.
Por la noche, llegaban Sus Majestades montados en sus caballos, hacían tanto ruido con las herraduras que muchos aseguraban haberlos oído en sueños. Dejaban regalos en los zapatos de los más pequeños de cada casa: unas mandarinas, unas almendras, algún dulce, ...En las ventanas se dejaba pienso para los caballos y comida y vino para que los RRMM repusieran fuerzas. Casi todos sabían la verdad desde muy niños porque siempre había algún zagalón más mayor que la soplaba pero guardaban muy bien el secreto para prolongar la emoción y la garantía del regalo, pues éste sólo duraba mientras los padres creían que se desconocía la cuestión.
El 6 de enero se ponía en marcha la fiesta de DAMAS y CABALLEROS. Era para los mozos y mozas, categoría a la que se llegaba sobre los 14, 15 ó 16 años, normalmente el propio desarrollo lo marcaba y suponía un cambio en el vestir; las chicas sustituían los calcetines cortos por las medias y los chicos estrenaban sus primeros pantalones largos y empezaban a afeitarse. El primer año que se ingresaba en esta fiesta se pagaba un canon económico y muchas novatadas por parte de los veteranos pero sólo era cuestión de tiempo pues en los años siguientes se podía tomar la revancha con las nuevas incorporaciones (aquéllos eran tiempos en los que no faltaba población en las casas). Al mediodía, el mayordomo había recogido por las casas tortas, figas y nueces. La torta, elaborada especialmente para la ocasión, era ofrecida por las casas en las que había mozas. Luego vendrían los bailes de tarde y noche. En el descanso del baile de la noche se preparaba un tentempié que mantuviera en forma a los bailadores y, más tarde, se tomaba la torta, las figas, las nueces y el poncho.
La fiesta de "damas y caballeros" era la manera de que todos y todas pudieran bailar desde el primer baile, sin esperar a que las sacaran en el caso de las chicas y sin recibir calabazas, en el de los chicos. Como había muchos más mozos (allá por la década de los cuarenta y cincuenta algunas mozas ya empezaban a emigrar a Barcelona a servir), a veces, entre las mozas se colocaba el de alguna soltera vieja (tiona) y así se añadía diversión a costa del mozo al que le tocaba.
Y una vez terminada la fiesta, ya sólo quedaban seis días para la próxima. El 12 de enero se celebraría San Beturián, patrono de Sant'Angel.
¿Estará Joselón, el pastor, tratando de atisbar la llegada de los RRMM? |
El 6 de enero se ponía en marcha la fiesta de DAMAS y CABALLEROS. Era para los mozos y mozas, categoría a la que se llegaba sobre los 14, 15 ó 16 años, normalmente el propio desarrollo lo marcaba y suponía un cambio en el vestir; las chicas sustituían los calcetines cortos por las medias y los chicos estrenaban sus primeros pantalones largos y empezaban a afeitarse. El primer año que se ingresaba en esta fiesta se pagaba un canon económico y muchas novatadas por parte de los veteranos pero sólo era cuestión de tiempo pues en los años siguientes se podía tomar la revancha con las nuevas incorporaciones (aquéllos eran tiempos en los que no faltaba población en las casas). Al mediodía, el mayordomo había recogido por las casas tortas, figas y nueces. La torta, elaborada especialmente para la ocasión, era ofrecida por las casas en las que había mozas. Luego vendrían los bailes de tarde y noche. En el descanso del baile de la noche se preparaba un tentempié que mantuviera en forma a los bailadores y, más tarde, se tomaba la torta, las figas, las nueces y el poncho.
La fiesta de "damas y caballeros" era la manera de que todos y todas pudieran bailar desde el primer baile, sin esperar a que las sacaran en el caso de las chicas y sin recibir calabazas, en el de los chicos. Como había muchos más mozos (allá por la década de los cuarenta y cincuenta algunas mozas ya empezaban a emigrar a Barcelona a servir), a veces, entre las mozas se colocaba el de alguna soltera vieja (tiona) y así se añadía diversión a costa del mozo al que le tocaba.
Y una vez terminada la fiesta, ya sólo quedaban seis días para la próxima. El 12 de enero se celebraría San Beturián, patrono de Sant'Angel.
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