miércoles, 12 de octubre de 2016

A vueltas con el doce de octubre y con el mundo

Si levantas una piedra de una pequeña aldea podrás escuchar los latidos del universo.


Esta es exactamente la literalidad del proverbio que andaba yo buscando desde  el origen de este blog. Yo lo había cambiado un poco y había sustituido lo de piedra por teja (por estos lares las tejas son losas de piedra) pero el fondo creo que lo había "pillado" en su momento. Hoy he recuperado la cita de la fuente de la que la obtuve por vez primera, nuestro buen amigo conocedor del Pirineo y, por ende, del mundo Enrique Satué. La citaba a colación del recuerdo de su abuelo en la fecha del 12 de octubre. No me resisto a transcribirlo:


MI ABUELO DOMINGO Y EL DOCE DE OCTUBRE
Por mañana, doce de octubre y día del Pilar, las buenas gentes de Ainielle celebraban su fiesta mayor –“Dichoso lugar d´Ainielle, que celebra a fiesta en o tiempo d´a nieve”, decía un romance popular–.
Mi abuelo se llamaba Domingo, era de Ainielle, y fue llevado a la guerra de Cuba para defender, entre otras cosas, los intereses de la burguesía catalana que controlaba la fabricación del azúcar en la isla.
Afortunadamente, mi abuelo regresó de la guerra, se casó, tuvo hijos, y todas las chicas marcharon a servir a Barcelona. Algunos de sus nietos viven alrededor del mundo editorial.

Hoy leo que algunas entidades catalanas desean obviar, por unos motivos u otros, el doce de octubre, pero el hecho es que buena parte del libro editado en Cataluña se vende en Iberoamérica gracias a la “Hispanidad”.
Simón es un zapatero ecuatoriano de mi barrio al que cuento estas cosas mientras él me muestra su perplejidad, porque los dos vemos en el doce de octubre no una desgracia sino una OPORTUNIDAD.
Mañana, como otros años, subiré a Ainielle, y le diré a mi abuelo: “Yayo, con la Historia pasa como con los trajes, que a todos nos gusta encargarlo a la medida”.
“Dichoso lugar d´Ainielle, que celebra a fiesta en o tiempo d´a nieve”.