En centroeuropa, Bélgica, Suiza, Alemania, ... se conserva la tradición de San Nicolás, personaje bondadoso que en la noche del cinco de diciembre dejaba en las ventanas de las casas donde hubiera niños un pedacito del sol de España concentrado en pequeñas y dulces mandarinas. Los niños de Troncedo tenían más cerca el sol (que se lo pregunten a Ana Ronse) pero hasta bien entrado el siglo XX, para ellos las mandarinas tenían el mismo valor de dulce y apreciado regalo. Los recibían justo un mes más tarde, de la mano de otros sagrados personajes benefactores de la infancia: los Reyes Magos.
Mandarinas, nueces, almendras, rosquillas, ... humildes presentes que seguramente se recibían con más ilusión que las cargas de juguetes sofisticados de estos tiempos.
Actualización 6/01/11 a las seis de la tarde: Que nadie se quede sin regalo. Si Sus Majestades han pasado de largo por tus zapatos, no es porque te lo merezcas, ha sido un despiste imperdonable pero que tiene remedio. Adjunto imagen con las instrucciones para fabricarlo:
Actualización 6/01/11 a las seis de la tarde: Que nadie se quede sin regalo. Si Sus Majestades han pasado de largo por tus zapatos, no es porque te lo merezcas, ha sido un despiste imperdonable pero que tiene remedio. Adjunto imagen con las instrucciones para fabricarlo:
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