Graus, Domingo de Ramos. 1953 |
Dado que hace unas décadas la vida social giraba en torno al ritual católico, el domingo de Ramos que coincide más o menos (o menos que más) con el cambio de estación y el renacer primaveral era la ocasión propicia para ponerse el mejor traje y, si ese año tocaba, estrenar alguno. En todas las casas de Troncedo se preparaba un manojo de ramas de olivo, bien atadas y se llevaban a Misa para ser bendecidas por el cura. Por la tarde se distribuían entre los campos sembrados y se plantaban en medio mientras se rezaba para que Dios protegiera las cosechas. A la hora de segar, cuando se encontraba el ramo se paraba un momento y se echaba un trago, tras rezar un Padrenuestro (Caixigo 2)
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