Se llama Manja, es holandesa, concretamente del norte de Holanda de la región de Frisia y, desde hace quince días, es nuestra nueva vecina en Troncedo. Pero mas allá de la anécdota de que Manja haya recalado aquí, después de haber recorrido otras partes del mundo, no puedo sustraerme a la pregunta ¿qué le ha traído a Troncedo? ¿Tal vez poder poner en práctica una filosofía de vida slow?
Pero ¿qué es el modo de vida slow?
Es una filosofía de vida que apuesta por un modelo lento, racional y humano. Los más radicales hablan de eliminar el tráfico en las ciudades pero no todo son utopías entre quienes proclaman las bondades del movimiento 'slow', una filosofía de vida que, aunque pueda parecer ingenua, anima a levantar el pie del acelerador para vivir a la velocidad de un caracol.
Carl Honoré, autor del libro 'Elogio de la lentitud' (RBA), es uno de los teóricos de este movimiento mundial que promueve un ritmo sosegado hasta en las actividades más cotidianas del ser humano. Para este periodista canadiense con residencia en Londres, “una vida rápida es una vida superficial”, de ahí que la lentitud no tenga nada que ver, sostiene, con la ineficacia, sino con el equilibrio.
Los lentos, que no perezosos, trabajan para vivir, no al contrario, y ante todo hacen suyo ese dicho africano según el cual "todos los hombres blancos tienen reloj, pero nunca tienen tiempo".
Jorge Riechmann, profesor de Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Madrid, poeta, ecologista y vicepresidente de la Asociación de Científicos por el Medio Ambiente, ha escrito sobre "el culto a la velocidad", un mal "del norte rico que tiende a contagiarse al mundo entero".
"Vivimos como si no hubiera mañana, como si los recursos naturales fueran infinitos, y no lo son, eso es obvio. Pero todo funciona como si lo fueran. Hay bastantes elementos en la vida moderna que combinados con la rapidez nos empujan a la superficialidad".
El movimiento 'slow' tiene sus orígenes a finales de la década de los 80 del siglo pasado en Italia, y más concretamente en Roma. La cerilla que encendió la mecha, y que dio origen a lo que desde entonces se denomina 'slow food' (comida lenta), fue la aparición del modo de comida llamado “fast food” (comida rápida) puesto de moda por multinacionales conocidas y que lleva a la gente a comer rápido incluso delante del televisor y del ordenador.
Esta filosofía del buen comer lento es lo que difunden desde la Asociación Española de Slow Food, con unos 1.300 socios repartidos por toda la geografía y agrupados en lo que denominan "Convivia". "Disfrutamos de la buena mesa en buena compañía", afirma Mariano Gómez, presidente de una asociación que "defiende nuestro rico patrimonio gastronómico".
Nosotros mismos podríamos ser miembros de pleno derecho de esta asociación, puesto que aquí son muchas las ocasiones de disfrutar de esa filosofía de comida y hasta las fiestas no son fiestas sino van acompañadas de una tranquila comida junto a familiares y amigos seguida de una larga sobremesa.
Existe una red europea de núcleos con unas características especiales llamadas cittaslow. En Aragón, Rubielos de Mora es único núcleo integrado en esa red. Seguro que a mas de alguno de los que viven en Troncedo no les importaría que Troncedo reuniera las características para merecer estar en dicha red.
Cualquiera que sea el modo de vida que persiga Manja en Troncedo le deseamos una buena adaptación. Si para nosotros significa una luz más en la noche a través de su ventana, una chimenea más humeando, una posibilidad más de enriquecimiento gracias a lo que podamos aprender de sus experiencias, le deseamos a ella que este lugar le pueda aportar todo aquello que, sin lugar a dudas, aquí haya venido a encontrar.
José Fumanal
¡jodo que bién! A ver si la idea llega a la Merkel y la recomienda como medida a seguir, a los directivos de las empresas, como solución a
ResponderEliminarlos problemas económicos que nos acucian
Si quereis comprobar como es una comida SLOW FOOD en el restaurante de El Molino de Alcuneza, la filosofía del Slow Food se impone en la antigua sala de Molienda. Capitaneada por Samuel Moreno, la cocina del Molino de Alcuneza es una vuelta a los orígenes pero con un guiño de modernidad.
ResponderEliminarCocina de mercado, con una base de materias primas de la tierra y una cuidada elaboración.
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