En las casas de Troncedo se
recibió con varias semanas de
anticipación un regalo navideño francamente inusual. Y es que eso de verse
convertido en protagonista de una obra de ficción no es algo corriente.
Ha sido así por obra y gracia del inmenso cariño que Manuel Ramírez, nieto de casa Torrocella siente por nuestro pueblo, de manera que lo ha convertido en el eje central de su nueva obra en la que los consejos y lecciones de
psicología emocional y las técnicas de coaching se entrelazan con la historia
de dos grandes iniciativas empresariales en el mundo educativo que se
desarrollan paralelamente en lugares tan dispares y lejanos como son Troncedo y
la pequeña ciudad mexicana de Matías Romero.
A todos los troncedanos y
troncedanas que lean el libro les resultará sorprendente imaginar siquiera la
transformación del milenario torreón que domina la silueta del pueblo en un centro de educación superior; seguro que daríamos mucho porque un proyecto
que tan sólo abarcara una mínima parte de lo relatado pudiera llegar a ser algo más
que un sueño. Y sin duda no dejará de ser tremendamente ameno, por no decir
divertido, encontrarse algún amigo o a uno mismo transitando por las páginas
del libro y tratando de desentrañar los misterios que se
suceden.
Quienes no conozcan el pueblo y
se hayan acercado al texto con el objetivo de apoderarse de las técnicas de
coaching que son, en definitiva, el asunto de fondo no dejarán de leer las
páginas con amenidad igualmente, encontrándose con un relato novelado que les
traslada a unos lugares de los que puede ser que no tuvieran noticia. Es incluso bastante probable que algún
lector se anime a visitarnos, después de la simpática imagen que Manel ha trazado del lugar y sus lugareños:
“… mientras existieran sitios como aquel pueblo y sus montañas habría
posibilidades de evitar el Apocalipsis.”
“Si pasaras aquí una temporada verías qué fácil es quererlos, no tiene
mérito”
Estas más que amables referencias
a Troncedo vienen acompañadas de unas caracterizaciones de sus habitantes que están
al mismo o más alto nivel, siendo así que nos encontramos con un líder nato, José de Solanilla; un experto en primeros auxilios, Ernesto;
un intrépido buscador (y encontrador) de
tesoros, Juanito Baile; y una fuente
de sabiduría natural, Joserón (q.e.p.d) … Eso sí, se echa en falta en la
lista de personajes más activos la presencia de alguna mujer, que las
troncedanas tampoco se quedan cortas cuando hay que participar y arrimar el
hombro en el trabajo… Aunque lo que realmente resulta imperdonable es que el
día de San Lorenzo no hubiera chiretas en la mesa de casa Torrocella (¡increíble!).
Y recuperando el tono serio que la obra merece, destacamos dos aspectos de la misma: Primero, la virtud de poner en conexión dos culturas tan aparentemente lejanas en el espacio y en el tiempo pero que nos hacen concluir que lo mejor del ser humano, su espíritu de colaboración y fraternidad, es universal; y, segundo, agradecer que, a través de las peripecias de propios y extraños, se nos proponga una hoja de ruta que precisamente en estas fechas de renovación
y buenos propósitos puede servirnos perfectamente para acometer nuevas empresas personales. No hay más que seguir los cinco pasos
que se desarrollan en el libro:
1 Tener
una visión (un sueño)
2 Comprometerse
con él
3 Rediseñar
nuestros planes a medida que el proceso nos los vaya pidiendo
4 Trabajar en equipo
4 Trabajar en equipo
5 Amar
lo que se hace (Fundamental)
Porque como dice uno de los personajes: “Si dices que vas a intentarlo es posible que no lo consigas. En cambio,
si dices que vas a hacerlo te
predispones al éxito”.
Así que …
muchos éxitos
para
Manuel Ramírez
Manuel Ramírez
y
para todos nosotros
en
el año 2018
Hablar bien de Troncedo es fácil. Encontrar lecciones de vida en el buen hacer de los troncedanos, aún más.
ResponderEliminarEs cierto que el pecado fue no dar el protagonismo que se merecen a las mujeres del lugar, que claramente son las que lideran busna parte de los proyectos que se emprenden.
En todo caso, ha sido un placer escribir sobre un lugar y unas personas que me recuerdan a algunos de los mejores momentos de mi infancia y que, aunque visito con poca frecuencia, sigo queriendo con locura.
Espero que guste la novela a quien la lea. Y espero haber sabido recoger algo de la sabiduría que tiene Troncedo.