jueves, 16 de diciembre de 2010

San Miguel de Troncedo

 ¿Alguien se acuerda de cuando NO existía Internet? 

Esta es una pregunta que me hago muchas veces y es que indudablemente la red ha cambiado muchos de nuestro hábitos y algunos para bien, para muy bien, diría yo. Al hilo de la foto de ayer de "nuestro" San Miguel en el nuevo Museo de Arte Sacro de Barbastro, se me ocurrió teclear los nombres de San Miguel y Troncedo en Google. Encontré un fantástico documento PDF titulado: San Miguel Arcángel en la imaginería gótica oscense de Samuel García Lasheras con una información que me parece muy interesante, por eso copio literalmente  algunos párrafos del texto, especialmente los que describen la figura de la iglesia de San'Angel:

 En el siglo XV el culto a San Miguel Arcángel conoció un notable desarrollo en la Europa cristian, testimonio del cual es la proliferación de sus imágenes, en las que aparece como vencedor en la lucha contra Lucifer o como "pesante de almas". El origen oscense, y más concretamente de las comarcas orientales, de las esculturas exentas cuatrocentistas del santo de procedencia aragonesa conservadas actualmente es un hecho significativo de la importancia que adquirió su devoción en aquellas tierras, donde se le consagraron numerosas iglesias (...) En el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón se encuentra el San Miguel de Troncedo, junto a las imágenes con la Virgen con el Niño y de Santa Bárbara de la misma localidad, obras de un mismo autor. Se conocen otras tres: una pétrea de Zaidín, otra lígnea de Villacarli y una cuarta, de Fanlo, desaparecida.

 Para comprender su significado hay que tener en cuenta la importancia que adquirió el santo en los siglos medievales como defensor de la Iglesia frente al mal, debido al papel que juega en la literatura apocalíptica y a la divulgación de su historia legendaria, razones por las que se le concedió un lugar destacado dentro de complejos programas iconográficos, principalmente en las representaciones del Juicio Final, en la escena de la separación de los elegidos y de los condenados. El culto a San Miguel se asimiló al de las divinidades paganas que desempeñaban una función semejante a la suya, al Anubis egipcio y al Hermes psicopompo griego, quienes se encargaban del peso de las buenas y de las malas acciones de los muertos y de conducir sus almas hacia la vida o el castigo eternos.

La figura de San Miguel es fácilmente reconocible por sus atavíos y atributos. Su naturaleza de arcángel se identifica por la aparición de las alas, evitándose así la confusión con otros santos caballeros o soldados, cuya iconografía es similar, principalmente con San Jorge. Sin embargo, estos elementos se han perdido en numerosas tallas al estar realizadas en piezas diferentees del resto de la imagen. Siempre se le representa como un joven de cabellera blonda, en un principio vestido con túnica y manto al igual que el resto de ángeles y arcángeles, pero, por su conmdición de jefe de las milicial celestiales, se le vestirá con indumentaria militar, que en el siglo XV será la armadura o arnés del caballero. El santo alza el brazo derecho blandiendo una lanza o espada mientras que con la izquierda sujeta un escudo. Su disposición erguida, pisoteando y alanceando al ser maligno situado a sus pies, que adopta la forma de un monstruo híbrido antropomorfo, simboliza su victoria sobre Lucifer y los ángeles caídos.

Las imágenes de San Miguel de Troncedo y la desaparecida de Fanlo siguen un mismo modelo, creado por un imaginero activo en el Pirineo oscense a mediados del siglo XV. La talla de Troncedo tiene unas dimensiones de 84 x 46 x 30 cm y está realizada en madera policromada. En los dos casos se muestra el arcángel de pie sobre el demonio, al que clava su lanza con la mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene la balanza para el peso de las almas. La de Troncedo perdió el antebrazo derecho con la lanza, la balanza y las alas, aunque se pueden observar los huecos practicados en su parte posterior para acoplarlas. La efigie de Miguel es la de un joven, con una melena rubia ensortijada, coronado por una diadema. Su rostro es de facciones expresivas, de ojos almendrados entreabiertos y de boca pequeña. La diferencia más notable entre las figuras de Troncedo y de Fanlo es que, mientras en esta última, Lucífer se presenta como un ser antropomorfo, en la de Troncedo es un dragón.

El 24 de junio de 2007, excepcionalmente, las figuras ocuparon su primitiva ubicación
Los rasgos faciales de las imágenes se repiten en las de la Virgen con el Niño y de Santa Bárbara de Troncedo, así como los pliegues angulosos del manto de San Miguel  recuerdan el plegado de aquéllas, delatando a un mismo autor que trabajaría en los valles pirenaicos de Sobrarbe y de Ribagorza a mediados del siglo XV. A pesar de ofrecer un aspecto arcaico, al que contribuyen la frontalidad y el estatismo de las figuras, su artífice no sólo demuestra precisión en la talla y delicadeza en el acabado de las obras, sino que además crea diferentes tipos iconográficos de imágenes de culto. tanto de la Virgen con el Niño como de San Miguel y otros santos o santas. Observando dtenidamente las imágenes de Troncedo se revela un estilo de proporciones anchas y de drapeado voluminoso, de influencia borgoñona.

Quienes deseen abundar en más detalles encontrarán fácilmente el documento en el enlace incluido en el texto, sólo me queda añadir dos cosas: la primera, que el autor del mismo relaciona esta iconografía oscense con las de otros lugares tan emblemáticos y conocidos mundialmente como el Castillo de Sant'Angelo en el Vaticano o el Mount Saint-Michel en la Normandía francesa y, la segunda, que otro día publicaremos la historia de cómo las imágenes de Troncedo llegaron  hasta el Museo Diocesano de Barbastro. El testimonio directo de los vecinos protagonistas de la hazaña se publicó en El Caixigar nº 4 y es sobradamente conocida por los troncedanos pero ya veis que ahora podemos contársela al mundo entero. Volvemos al poder de Internet ...

1 comentario:

  1. Aunque hayan pasado unos meses desde que colgué este post, revisando El Caixigar nº 7 (el último), me doy cuenta de que Luis Fumanal también hacía referencia al documento citado de Samuel García Lasheras y otros autores en su artículo "Iglesia de San Victorián. Primeras referencias históricas" y no lo he citado en el comentario. Es imperdonable por mi parte no haberlo hecho constar, por eso lo hago ahora y recomiendo, la revisión del artículo donde viene mucha más información histórica sobre el tema. Mis disculpas de nuevo, Luis.

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