domingo, 31 de mayo de 2020

Romerías en tiempos de pandemia

La imagen de la Virgen de Bruis es una talla románica del siglo XII-XIII, a la que se le atribuyen algunos hechos milagrosos, como el de acabar con una plaga de langostas, tras ser trasladada en procesión a la cercana ermita de Santa Brígida.


Las romerías son otros de los eventos que se han visto alterados, cuando no canceladas, por  la pandemia y el confinamiento. En Troncedo ya nos quedamos sin la de San Isidro y, tanto el día de San Jorge como este último domingo de mayo tocaban la de todos los pueblos de La Fueva a la Virgen de Bruis. Al margen del significado religioso y tradicional de estas festividades, las romerías cumplían la función de mantener la llama del pensamiento mágico de la antigüedad. En particular, las de primavera se suelen acompañar de "la bendición de los campos", con la esperanza puesta en que las tormentas no estropeen las cosechas. En Bruis se añadía la ocasión para el encuentro de familias y vecinos de todas las pequeñas aldeas del valle que, en tiempos de duro trabajo y aislamiento, era un acontecimiento social esperado por todos. Desde el último tercio del s.XX, con el gran flujo migratorio hacia los núcleos industriales, cobró todavía con más fuerza si cabe esa función de reencuentro con gentes, tradiciones y lugares. 


Aunque el 23 de abril no pudo ser, ayer una representación de entidades y Asociaciones del Valle de La Fueva y también de Palo, convocados por la Asociación A redolada se dio cita en el Santuario para rendir un homenaje a la Virgen de Bruis en forma de ofrenda floral. 







Troncedo ha estado muy bien representado por la familia Tena Rami como dan fe estas imágenes





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