domingo, 26 de julio de 2015

Claudio Martí, ciudadano del mundo





Claude Martí, Claudi Martí en occitano o Claudio como le llamamos por estas tierras cantó el pasado jueves 23 de julio en el Festival Castillo de Aínsa. Fue un empeño personal de Paco Aparicio (Titiriteros de Binéfar) conseguir su presencia en este marco al que acudió acompañado por dos buenos amigos y músicos, Pierre Peyras al bajo y Gérard Pansanel a la guitarra, ambos miembros de la Orquesta Nacional Francesa de Jazz. Un recital magnífico y  entrañable en el que Claudio fue desgranando sus propias composiciones con las de otros autores franceses y al que también incorporó algunas canciones guerrilleras (Bella Ciao, Comandante Che Guevara …); entremezclando sus “tres lenguas maternas”, español, occitano y francés. Especialmente emotivo fue el momentos en el que entonó Entre el Cinca  y el Ésera (himno oficioso de La Fueva, la tierra de sus abuelos) y la Calle Alta, en la que describe el ambiente de aquel barrio de Las pequeñas Españas* de su Carcasonne natal en el que creció rodeado de españoles (leoneses, catalanes, aragoneses …)  que le transmitieron las palabras, las canciones de su tierra y también sus ideales revolucionarios.



Claudio aprendió a cantar y a tocar la guitarra con sus vecinos de aquel barrio, concretamente con los más antiguos habitantes del lugar, los gitanos, y de manera autodidacta fue evolucionando hasta convertirse en un  cantautor destacado del Languedoc francés. Las primeras canciones que popularizó  fueron cantadas  en occitano, lengua que reivindica como un patrimonio cultural a consolidar y difundir, pero también ha cantado y escrito en español y en francés porque, como él dice, las lenguas no deben servir para diferenciar y  levantar barreras sino más bien para derribar fronteras y favorecer el internacionalismo. Habla con conocimiento de causa, este hombre cuyos abuelos emigraron desde la casa Noguero de Pallaruelo de Monclús (para quien no lo sepa, pueblo deshabitado del Sobrarbe) a Francia en busca de una vida mejor, que ha crecido en Carcasonne rodeado de españoles y españolas exiliados tras la victoria franquista, maestro en Marruecos y Cuba en misiones de cooperación del Estado francés, casado con una italiana y que ahora tiene una nuera húngara.  Este espíritu abierto no está reñido o, más bien, viene apoyado por la búsqueda de sus raíces, lo que le trajo ya hace tiempo por estas tierras tras el rastro de aquellos abuelos emigrantes. Encontró solo las ruinas de la casa familiar pero también contactó con la familia que le quedaba en Troncedo, Antonio Garcés Sallán de Casa Jornalero resultó ser hijo de una prima de la abuela. Además entabló amistad con casa Mariñosa y, después, con Luis Araguás de Buetas. 

Precisamente, a través de la amistad con Luis Araguás que ejercía de maestro en Tierrantona se organizaron durante varios años unos intercambios entre los alumnos y familias de la escuela de Couffulens de la que Claudio era maestro y otras familias de La Fueva. Unas relaciones que dieron lugar a buenas amistades que todavía se conservan muy vivas como pudimos comprobar con el grupo de amigos que se reunieron el viernes siguiente al concierto para cenar en compañía de Claude. Para más información sobre la relación de Claudio con Troncedo añadimos que  también Quino de Mariñosa, José Mari de Baile y José de Solanilla disfrutaron de una estancia en Couffulens, en casa de Claudio.

Por cierto, que Claudio está deseando venir a cantar a Troncedo en cuanto se lo propongamos.

*Les petites Espagnes es el título de una novela de Claudio publicada en 1984

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