Efigie de Isabel de Farnesio, reina de España. |
Pantocrátor, s. XI |
Claustro |
La importancia política, económica, cultural y espiritual de este monasterio es crucial en todo Sobrarbe, territorio sobre el que ejerció señorío feudal, pero también lo es para la Historia de Aragón pues entre sus muros se tomaron acuerdos y pactos que fueron decisivos en la misma. Tiene título de Real Monasterio pues ha albergado también las tumbas de dos reyes, Iñigo Arista, primer rey de Pamplona y Gonzalo, primer y único rey de Sobrarbe y Ribagorza. Tras la accidentada muerte de este último en terrenos muy cercanos al Monasterio (más información en El Caixigar nº 11, año 2014), San Beturián fue uno de los lugares en los que se realizaron los tratos para designar sucesor, recayendo en su hermano Ramiro, rey de Aragón (que entonces era un pequeño territorio en torno a la ciudad de Jaca) y, por tanto, configurando los cimientos del Reino de Aragón, tal y como lo hemos conocido en la Historia posterior.
A lo largo del s.XIX, una vez desamortizado el Monasterio que, por Real Decreto pasó a ser propiedad del Municipio de Los Molinos, el abandono y ruina fueron apoderándose lentamente del lugar a la vez que fueron numerosos los visitantes ilustrados que se acercaban a conocerlo y que, irremisiblemente, lamentaban el estado del lugar. Recomendamos un interesante artículo de Manuel López Dueso en el que describe con detalle estas impresiones. En contraste con estos relatos, nosotros pudimos encontrar un recinto que ha consolidado parte de sus edificios principales (aún quedan muchas zonas por intervenir) y algunos elementos de anteriores edificaciones aparecidos en las catas que se han realizado en el terreno pero, sin embargo, no queda nada de todos los elementos ornamentales y piezas artísticas que todavía contenía el monumento en el siglo XIX pues en 1950, el obispo de Barbastro, Cantero Cuadrado, decidió despojar la iglesia del monasterio de ornamentos, retablos y coro; también ordenó desmontar el tejado y reutilizar las tejas.
Estado anterior a la restauración |
Sin embargo tanto los aldeanos medievales, como los viajeros ilustrados del s.XIX y los actuales paisanos y turistas que nos acercamos, podremos coincidir con las manifestaciones de Lucien Briet, fotógrafo y pirineista francés que se alojó en el monasterio en octubre de 1911
"No le falta en absoluto orgullo y majestad al ex-monasterio de San Victorián cuando se le mira de frente desde la parte inferior (...) Los diversos cuerpos del edificio sobresalen por
encima de una sucesión de obstáculos, como del
seno de un espeso seto de árboles y se alinean, rojizos,
desiguales, en actitud hierática, agujereados
por vanos negros. Los tejados basculan v los más
adelantados dan sombra a las partes más retraídas; se eleva una torre; se deshacen muros dislocados;
un campanario robusto y agujereado, provisto
de campanas, anuncia la existencia de una iglesia»
Se trata de la misma "voz" que nos sorprendió con una descripción in situ sobre la disposición de tumbas y esqueletos en la cripta. Una vez más, hay que reconocer la labor de este francés que vino del otro lado del Pirineo a descubrirnos nuestras Bellezas del Alto Aragón (así tituló una de sus obras más conocidas, publicada por la Diputación Provincial de Huesca en 1913 y en 1977)
No hay comentarios:
Publicar un comentario