Cuando no hay pan, buenas son tortas. Como (casi) todos los refranes, este también puede relativizarse. Y es que la bondad de las tortas va con ellas, haya o no haya pan. Cada alimento tiene su función y si se trata de mojar en chocolate, mucho mejor tortas que panes, ande va a parar... Si además son tortas de aceite (también conocidas en otras partes, como de caña) elaboradas por Ramón Rami, nuestro panadero emérito y particular, lo mismo es hablar de torta y chocolate que de miel sobre hojuelas... Y eso es lo que ocurrió el pasado sábado 19 de junio, que compartimos con Ramón una jornada de elaboración y degustación de estas ricas tortas que tanto nos recuerdan los sabores de nuestra infancia.
La masa lista para introducir en el horno |
La elaboración del humilde dulce tradicional de la zona es sencilla, se hacen con la misma masa del pan. El secreto únicamente es estirarla bien y luego regarlas abundantemente con aceite (sobre todo en las esquinas, zagalas, que si no, luego no se las come nadie) y azúcar. Otro consejo: comerlas en el día, si se guardan se secan mucho y ponen a prueba las dentaduras...
Ramón, Montse y Lucas, el maestro panadero y sus ayudantes |
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