Mostrando entradas con la etiqueta Reino de Aragón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reino de Aragón. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de mayo de 2021

Las comunidades judías en Sobrarbe. Conferencia de D. Francisco Andrés Lascorz

 
 
El pasado viernes 7 de mayo, el profesor D. Francisco Andrés Lascorz Arcas, pronunció una conferencia en el Centro Cultural de Aínsa con el mismo título, "Las comunidades judías en Sobrarbe", del libro publicado en 2016, en el que desarrollaba  sus investigaciones sobre la importante presencia del judaísmo en la Corona de Aragón en general y, Sobrarbe y su entorno, particularmente. 

Fue una ocasión imprescindible para acercarse a una parte de nuestra historia desconocida y oculta durante siglos. En la charla, Lascorz nos explicó que la presencia judía en estos territorios está acreditada documentalmente desde el s. XI, habiéndose encontrado testimonios de ello al menos en Monclús, Bielsa y Aínsa.  Los judíos procedían de Francia, huyendo de diferentes persecuciones a lo largo de los siglos; en su gran mayoría eran personas bastante preparadas, con especializaciones profesionales que luego iban desarrollando en los núcleos en los que se fueron asentando. Unos, los más ricos, que podían permitirse el pago de los tributos exigidos por los reyes de Aragón, seguían su rumbo migratorio hacia el Sur, a los valles del Cinca y del Ebro. Otros, terminaron por asentarse "definitivamente" en estas tierras sobrarbenses.

 En general, la comunidad judía contribuyó generosamente a la Corona, consiguiendo de esta manera su protección y, como consecuencia, que su convivencia en el reino fuera mucho más pacífica que en otros lugares peninsulares. A pesar de todo, esta protección no llegó a tiempo a la aljama* de Monclús, pequeño núcleo cuyas ruinas se ocultan hoy en día bajo el pantano de Mediano pero que en el s. XIII había llegado a constituirse en el motor económico del condado, con más de 30 familias hebreas en el núcleo que contaba con sinagoga-escuela, baño judío o mikvé y, seguramente, con horno de pan, carnicería... La comunidad sucumbió en 1320 al ataque de un ejército de 5000 "Pastorcillos" (les pastoreaux) que desde el Sur de Francia, cruzando por diferentes pasos pirenaicos, se habían lanzado a una alocada cruzada por territorios ibéricos. El 3 de julio sitiarion y atacaron Monclús, dando muerte a 337 judíos y provocando la dispersión de los supervivientes. A pesar del cruento episodio, el profesor Lascorz quiso poner en valor el hecho de que algunos lograron escapar de la matanza, ayudados por vecinos de localidades próximas que, en esos momentos de la Historia, exponían su vida y la de sus familias con ese apoyo. Después de estos terribles sucesos, el rey Jaime II ordenó que cualquier que agrediera a un judío o moro, sería ahorcado sin remisión e inició una ofensiva que derrotó a la banda de cruzados el 13 de julio de ese mismo año. Ese mismo verano se ajustició a un buen número de agresores, entre ellos, también vecinos de la zona que se habían unido al ataque. En 2020, con motivo del setecientos aniversario de la destrucción de Monclús, se levantó un monolito a la orilla del pantano,  recordando los acontecimientos.  

Aquí podéis ver una entrevista que Radio Sefarad (la radio de las comunidades judías de España) realizó a Francisco Lascorz con motivo de la inauguración del monolito de Monclús. No se oye muy bien pero,si se pone un poco de  interés, se entiende. Adjuntamos igualmente el texto de presentación de dicha entrevista.

UNA MIRADA A LA HISTORIA – En 1320 se desarrolló en Francia la llamada “segunda cruzada de los pastorcillos”, impulsada por las hambrunas que asolaban Europa occidental y un trasfondo místico que renovó el sentimiento antisemita, alimentado por las expulsiones del rey Felipe IV “El Hermoso” en 1306. Este vasto movimiento popular fue apoyado por los sermones inflamados de un benedictino apóstata y un sacerdote condenado por su conducta, quienes les convencen de la urgencia del “Santo Viaje” para ir a luchar contra los infieles en tierras españolas. Después de asaltar las juderías de París se organizan en dos grupos, uno de los cuales cruzó con unas cinco mil personas los Pirineos, por la ruta del camino de Santiago, con la intención de continuar las matanzas en España, alentados por noticias por las cuales el rey de Aragón Jaime II «El Justo» estaba organizando una expedición para hacer frente a los moros del reino de Granada que, al parecer, pretendían adentrarse en tierras de Valencia. ​Su primera acción fue el saqueo de la aljama de Monclús (en la comarca de Sobrarbe), donde asesinaron a unos 300 judíos adultos que se negaron a recibir el bautismo. De allí se dirigieron a Barbastro, intentando asaltar algunas comunidades moriscas que se encontraron en el camino. En Barbastro las autoridades protegieron a los judíos avecindados, a los que se unieron algunos refugiados, habitantes de los contornos. De estas peripecias y detalles hablamos con Andreu Lascorz, hebraísta y director de ARCCI, la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña – Israel, quien dio una charla sobre el tema en Aínsa, donde además se descubrió un monolito con ocasión de los 700 años de aquellos trágicos sucesos.

Imagen de la inauguración del monolito de Monclús.



Aunque los vestigios de la presencia judía habían desaparecido totalmente, la mayor de las veces por un afán consciente por borrarla, en los últimos años han aparecido algunas muestras interesantes. A destacar, un baño judío (mikvé) en los bajos de una casa de Aínsa, cuyos propietarios, casi milagrosamente,  lo recuperaron bajo los escombros que lo enrunaban desde siglos, al iniciar unas obras de remodelación. 

La protección del reino de Aragón a la comunidad judía se hizo patente, a finales del s.XIV, cuando  se multiplicaron en toda la península las persecuciones y matanzas de judíos (pogromos) a quienes se acusaba, entro otras cosas, de ser los causantes de la peste negra. Las matanzas fueron más generalizadas en Castilla pero eso no quita que también llegaran a todos los territorios. En Aínsa, como consecuencia de las predicaciones del fraile dominico Vicente Ferrer (posteriormente elevado a los altares de la Iglesia Católica) y la Disputa-Adoctrinamiento de Tortosa (1413-1414), huyeron todos los judíos, aunque posteriormente regresaron, ya convertidos. 

Tras la expulsión de la península en 1492, grupos procedentes de juderías aragonesas se expandieron por el Mediterráneo, desde el norte de África hasta las islas griegas y Ucrania, habiendo conservado su identidad aragonesa hasta la llegada del nazismo. Como ejemplo de que el paso del tiempo, por mucho que sea,  no consigue borrar las raíces familiares y los sentimientos de pertenencia a un lugar, se da el caso de que hasta esas terribles décadas de los años 30 y 40 del pasado siglo, seguía siendo activa la comunidad judía Aragón de Salónica y muchos de los descendientes de judíos expulsados siguen hoy en día llevando apellidos que hacen referencia a su origen, Monzón, Monson... Zaporta... (importante apellido de una familia judía conversa de Zaragoza, la que mandó construir el maravilloso y recuperado patio de la Infanta ensu residencia palacio)


*Aljama. Es una palabra de origen árabe qye designa la comunidad de judíos o musulmanes de un lugar y también la institución que los gobierna. Se trata de una concesión real que otorga un estatuto especial a una comunidad judía, dando una gran autonomía que les permitía la creación de sinagogas-escuelas, la gestión propia del cobro de impuestos y la administración de justicia con el fin de mantener la observancia de la moral y costumbres de la religión hebrea. Así mismo, las aljamas de la Corona de Aragón tributaban directamente al rey y tenían derecho a enviar delegados, según su importancia, para las decisiones que a ellas afectaban. 



domingo, 28 de enero de 2018

La Corona de Aragón

En esta Era de la Información que nos ha tocado vivir, constatamos continuamente la paradoja de que sea precisamente la desinformación la que, las más de las veces, rampa por los medios y las redes sociales. Es lo que ocurre con la viva polémica sobre las relaciones entre el viejo Reino de Aragón y los territorios orientales que se fueron incorporando a la Corona. Han sido muchos los episodios en los que, de forma interesada, se ha interpretado (o falseado) la Historia. Sin ir más lejos, en el último mes han sido noticia las denuncias sobre la tergiversación de algunos libros de texto en los que se introducía el concepto de "corona catalano-aragonesa"...







Para las personas interesadas en profundizar un poco más en este asunto, les recomendamos  recurrir a los estudios  realizados con rigor, entre ellos los del Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, D. José Luis Corral que tiene varios libros divulgativos sobre la Historia de Aragón. Como un buen anticipo, les invitamos a ver el vídeo de su reciente conferencia impartida el pasado miércoles 24 de enero en Zaragoza.







domingo, 16 de abril de 2017

Visita a San Beturián






Efigie de Isabel de Farnesio, reina de España.
Una de las actividades programadas por la A.C. Castillo de Troncedo en este largo puente festivo ha sido la visita guiada al Monasterio de San Victorián (o Beturián, como se dice por estas tierras). Un lugar que todo aragonés y, por ende español, que se precie debería conocer. Situado en un magnífico emplazamiento al pie de Sierra Ferrera y bajo la cueva de La Espelunga, lugar donde según la tradición oral se retiró el Santo eremita que acabó siendo abad del Monasterio y de quien después tomó  nombre (la denominación originaria era Mº de San Martín de Assan) . Si esa tradición es cierta, estamos hablando de la existencia de un cenobio en el siglo VI, en tiempos del Reino Visigodo de  Toledo, y se trataría del  más antiguo de España en cuanto al lugar pues, según nos explicó con didáctica y pausada exposición Mikel, el guía, a lo largo de los siglos se han levantado varios edificios diferentes, uno sobre otro, en ese mismo lugar. El último, en el s. XVIII, bajo el patrocinio del primer Borbón, Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio, cuya efigie, descabezada, se encuentra todavía presidiendo la entrada a la sala capitular, a la derecha del altar mayor.

Pantocrátor, s. XI


Claustro
 La iglesia y todo el conjunto cayó en el abandono y la ruina casi total a partir de los años 50 del pasado siglo, pero a partir de la última década de ese mismo siglo el Gobierno de Aragón ha ido acometiendo diversas restauraciones que están devolviéndole la semblanza que le corresponde.  La primera intervención fue reconstruir la techumbre que se había perdido totalmente y la última ha sido restaurar el claustro adyacente a la iglesia que precisamente este sábado 15 de abril se abría por primera vez al público, así que fuimos sus primeros visitantes. Se trata de un recinto que data del s. XVI y que sorprende por su sobriedad, alejada de la riqueza ornamental y escultórica que se pueden observar en otros edificios religiosos de la época. Este, sin embargo, se corresponde con el estilo tradicional de la zona porque, como dijo Mikel, "esto no era Valladolid".

La importancia política, económica, cultural y espiritual de este monasterio es crucial en todo Sobrarbe, territorio sobre el que ejerció señorío feudal,  pero también lo es para la Historia de Aragón pues entre sus muros se tomaron acuerdos y pactos que fueron decisivos en la misma.  Tiene título de Real Monasterio pues ha albergado también las tumbas de dos reyes, Iñigo Arista, primer rey de Pamplona y Gonzalo, primer y único rey de Sobrarbe y Ribagorza.  Tras la accidentada muerte de este último en terrenos muy cercanos al Monasterio (más información en El Caixigar nº 11, año 2014), San Beturián fue uno de los lugares en los que se realizaron los tratos para designar sucesor, recayendo en su hermano Ramiro, rey de Aragón (que entonces era un pequeño territorio en torno a la ciudad de Jaca) y, por tanto, configurando los cimientos del Reino de Aragón, tal y como lo hemos conocido en la Historia posterior.

A lo largo del s.XIX, una vez desamortizado el Monasterio que, por Real Decreto pasó a ser propiedad del Municipio de Los Molinos, el abandono y  ruina fueron apoderándose lentamente del lugar a la vez que fueron numerosos los visitantes ilustrados que se acercaban a conocerlo y que, irremisiblemente, lamentaban el estado del lugar. Recomendamos un interesante artículo de Manuel López Dueso en el que describe con detalle estas impresiones. En contraste con estos relatos, nosotros pudimos encontrar un recinto que ha consolidado parte de sus edificios principales (aún quedan muchas zonas por intervenir) y algunos elementos de anteriores edificaciones aparecidos en las catas que se han realizado en el terreno pero, sin embargo, no queda nada de todos los elementos ornamentales y piezas artísticas que todavía contenía el monumento en el siglo XIX pues en 1950, el obispo de Barbastro, Cantero Cuadrado, decidió despojar la iglesia del monasterio de ornamentos, retablos y coro; también ordenó desmontar el tejado y reutilizar las tejas.
Estado anterior a la restauración

Sin embargo tanto  los aldeanos medievales, como  los viajeros ilustrados del s.XIX y  los actuales paisanos y turistas que nos acercamos, podremos coincidir con las manifestaciones de Lucien Briet, fotógrafo y pirineista francés que se alojó en el monasterio en octubre de 1911


"No le falta en absoluto orgullo y majestad al ex-monasterio de San Victorián cuando se le mira de frente desde la parte inferior (...) Los diversos cuerpos del edificio sobresalen por encima de una sucesión de obstáculos, como del seno de un espeso seto de árboles y se alinean, rojizos, desiguales, en actitud hierática, agujereados por vanos negros. Los tejados basculan v los más adelantados dan sombra a las partes más retraídas; se eleva una torre; se deshacen muros dislocados; un campanario robusto y agujereado, provisto de campanas, anuncia la existencia de una iglesia» 

Se trata de la misma "voz"  que nos sorprendió con una descripción in situ sobre la disposición de tumbas y esqueletos en la cripta. Una vez más, hay que reconocer la labor  de este francés que vino del otro lado del Pirineo a descubrirnos nuestras Bellezas del Alto Aragón (así tituló una de sus obras más conocidas, publicada por la Diputación Provincial de Huesca en 1913 y en 1977)