El pasado viernes 7 de mayo, el profesor D. Francisco Andrés Lascorz Arcas, pronunció una conferencia en el Centro Cultural de Aínsa con el mismo título, "Las comunidades judías en Sobrarbe", del libro publicado en 2016, en el que desarrollaba sus investigaciones sobre la importante presencia del judaísmo en la Corona de Aragón en general y, Sobrarbe y su entorno, particularmente.
Fue una ocasión imprescindible para acercarse a una parte de nuestra historia desconocida y oculta durante siglos. En la charla, Lascorz nos explicó que la presencia judía en estos territorios está acreditada documentalmente desde el s. XI, habiéndose encontrado testimonios de ello al menos en Monclús, Bielsa y Aínsa. Los judíos procedían de Francia, huyendo de diferentes persecuciones a lo largo de los siglos; en su gran mayoría eran personas bastante preparadas, con especializaciones profesionales que luego iban desarrollando en los núcleos en los que se fueron asentando. Unos, los más ricos, que podían permitirse el pago de los tributos exigidos por los reyes de Aragón, seguían su rumbo migratorio hacia el Sur, a los valles del Cinca y del Ebro. Otros, terminaron por asentarse "definitivamente" en estas tierras sobrarbenses.
En general, la comunidad judía contribuyó generosamente a la Corona, consiguiendo de esta manera su protección y, como consecuencia, que su convivencia en el reino fuera mucho más pacífica que en otros lugares peninsulares. A pesar de todo, esta protección no llegó a tiempo a la aljama* de Monclús, pequeño núcleo cuyas ruinas se ocultan hoy en día bajo el pantano de Mediano pero que en el s. XIII había llegado a constituirse en el motor económico del condado, con más de 30 familias hebreas en el núcleo que contaba con sinagoga-escuela, baño judío o mikvé y, seguramente, con horno de pan, carnicería... La comunidad sucumbió en 1320 al ataque de un ejército de 5000 "Pastorcillos" (les pastoreaux) que desde el Sur de Francia, cruzando por diferentes pasos pirenaicos, se habían lanzado a una alocada cruzada por territorios ibéricos. El 3 de julio sitiarion y atacaron Monclús, dando muerte a 337 judíos y provocando la dispersión de los supervivientes. A pesar del cruento episodio, el profesor Lascorz quiso poner en valor el hecho de que algunos lograron escapar de la matanza, ayudados por vecinos de localidades próximas que, en esos momentos de la Historia, exponían su vida y la de sus familias con ese apoyo. Después de estos terribles sucesos, el rey Jaime II ordenó que cualquier que agrediera a un judío o moro, sería ahorcado sin remisión e inició una ofensiva que derrotó a la banda de cruzados el 13 de julio de ese mismo año. Ese mismo verano se ajustició a un buen número de agresores, entre ellos, también vecinos de la zona que se habían unido al ataque. En 2020, con motivo del setecientos aniversario de la destrucción de Monclús, se levantó un monolito a la orilla del pantano, recordando los acontecimientos.
Aquí podéis ver una entrevista que Radio Sefarad (la radio de las comunidades judías de España) realizó a Francisco Lascorz con motivo de la inauguración del monolito de Monclús. No se oye muy bien pero,si se pone un poco de interés, se entiende. Adjuntamos igualmente el texto de presentación de dicha entrevista.
UNA MIRADA A LA HISTORIA – En 1320 se desarrolló en Francia la llamada “segunda cruzada de los pastorcillos”, impulsada por las hambrunas que asolaban Europa occidental y un trasfondo místico que renovó el sentimiento antisemita, alimentado por las expulsiones del rey Felipe IV “El Hermoso” en 1306. Este vasto movimiento popular fue apoyado por los sermones inflamados de un benedictino apóstata y un sacerdote condenado por su conducta, quienes les convencen de la urgencia del “Santo Viaje” para ir a luchar contra los infieles en tierras españolas. Después de asaltar las juderías de París se organizan en dos grupos, uno de los cuales cruzó con unas cinco mil personas los Pirineos, por la ruta del camino de Santiago, con la intención de continuar las matanzas en España, alentados por noticias por las cuales el rey de Aragón Jaime II «El Justo» estaba organizando una expedición para hacer frente a los moros del reino de Granada que, al parecer, pretendían adentrarse en tierras de Valencia. Su primera acción fue el saqueo de la aljama de Monclús (en la comarca de Sobrarbe), donde asesinaron a unos 300 judíos adultos que se negaron a recibir el bautismo. De allí se dirigieron a Barbastro, intentando asaltar algunas comunidades moriscas que se encontraron en el camino. En Barbastro las autoridades protegieron a los judíos avecindados, a los que se unieron algunos refugiados, habitantes de los contornos. De estas peripecias y detalles hablamos con Andreu Lascorz, hebraísta y director de ARCCI, la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña – Israel, quien dio una charla sobre el tema en Aínsa, donde además se descubrió un monolito con ocasión de los 700 años de aquellos trágicos sucesos.
Aunque los vestigios de la presencia judía habían desaparecido totalmente, la mayor de las veces por un afán consciente por borrarla, en los últimos años han aparecido algunas muestras interesantes. A destacar, un baño judío (mikvé) en los bajos de una casa de Aínsa, cuyos propietarios, casi milagrosamente, lo recuperaron bajo los escombros que lo enrunaban desde siglos, al iniciar unas obras de remodelación.
La protección del reino de Aragón a la comunidad judía se hizo patente, a finales del s.XIV, cuando se multiplicaron en toda la península las persecuciones y matanzas de judíos (pogromos) a quienes se acusaba, entro otras cosas, de ser los causantes de la peste negra. Las matanzas fueron más generalizadas en Castilla pero eso no quita que también llegaran a todos los territorios. En Aínsa, como consecuencia de las predicaciones del fraile dominico Vicente Ferrer (posteriormente elevado a los altares de la Iglesia Católica) y la Disputa-Adoctrinamiento de Tortosa (1413-1414), huyeron todos los judíos, aunque posteriormente regresaron, ya convertidos.
Tras la expulsión de la península en 1492, grupos procedentes de juderías aragonesas se expandieron por el Mediterráneo, desde el norte de África hasta las islas griegas y Ucrania, habiendo conservado su identidad aragonesa hasta la llegada del nazismo. Como ejemplo de que el paso del tiempo, por mucho que sea, no consigue borrar las raíces familiares y los sentimientos de pertenencia a un lugar, se da el caso de que hasta esas terribles décadas de los años 30 y 40 del pasado siglo, seguía siendo activa la comunidad judía Aragón de Salónica y muchos de los descendientes de judíos expulsados siguen hoy en día llevando apellidos que hacen referencia a su origen, Monzón, Monson... Zaporta... (importante apellido de una familia judía conversa de Zaragoza, la que mandó construir el maravilloso y recuperado patio de la Infanta ensu residencia palacio)
*Aljama. Es una palabra de origen árabe qye designa la comunidad de judíos o musulmanes de un lugar y también la institución que los gobierna. Se trata de una concesión real que otorga un estatuto especial a una comunidad judía, dando una gran autonomía que les permitía la creación de sinagogas-escuelas, la gestión propia del cobro de impuestos y la administración de justicia con el fin de mantener la observancia de la moral y costumbres de la religión hebrea. Así mismo, las aljamas de la Corona de Aragón tributaban directamente al rey y tenían derecho a enviar delegados, según su importancia, para las decisiones que a ellas afectaban.
¡Muchas gracias! ¡Hasta pronto! Andrés Lascorz
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