"Las tumbas no son lugares de descanso sino de memoria".
En este primero de noviembre me quedo con la frase de la joven y excepcional escritora aragonesa Irene Vallejo y la uno a otra escuchada recientemente de boca de otra también escritora y también joven, Najat El Hachmi. Esta última, una catalana de origen marroquí que sabe mucho de lo que habla y escribe, tanto en primera persona como desde la perspectiva que le da haber crecido a caballo entre dos culturas cercanas pero muy distantes. Hace escasamente una semana oí decir a Najat que los españoles tenemos una foto fija de la emigración. Nos quedamos con la imagen del inmigrante llegando al país, especialmente con la de los que llegan a las costas (no olvidemos que son muchos más los que lo hacen en avión). Mientras tanto, ellos se instalan como pueden, cada uno con su suerte, viven, trabajan,tienen hijos que nacen aquí, sientan raíces... y muchos también descansan para siempre entre nosotros. Incluso en los cementerios más recónditos, como pueda ser el de Troncedo, podemos encontrarlos y recordarlos. Quedan en nuestra memoria porque, aunque nacieron en lugares muy lejanos, formaron parte de nuestra comunidad, compartieron anhelos y buenos y malos momentos y, al final, decidieron quedarse para siempre en el lugar de donde ya son sus hijos y sus nietos.
Descanse en paz y siempre entre los nuestros, Dumitriu Bizgan "Titín"
P.C.
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