lunes, 23 de febrero de 2015

La pequeña Wendy

El jabalí (sus scrofa) es un animal con mala prensa. Es una especie muy extendida, distribuida por la práctica totalidad de Asia y Europa. En las Islas Británicas su extinción se produjo hace ya dos siglos. De forma natural ocupa también algunas áreas del norte de África, principalmente Marruecos. En Troncedo es un viejo conocido, trofeo siempre apreciado de los cazadores y cada vez más abundante en nuestros terrenos, igual que pasa en el resto de España como consecuencia del abandono de las tareas agrícolas. Baste con un dato para entender el notable crecimiento de la población de este cerdo salvaje: a principios de los años 80 se hizo una estadística sobre el número de jabalíes que se cazaban en Europa; a la cabeza de los países se hallaba la antigua R.D.A. (Alemania Oriental) con un total de 125.000 ejemplares anuales. España se situaba sobre la mitad de la tabla, con unas capturas de 30.000 ejemplares. En la temporada 2012/13 la provincia de Huesca fue la primera en el ranking de ejemplares capturados, con 21.161 animales muertos sólo en su territorio, el 8% del total del país. 

Con respecto a su mala fama, tiene mucho que ver con la opinión generalizada de que es un animal agresivo y asesino. En realidad, la primera reacción del jabalí al sentirse en peligro es huir pero, sin duda, se puede volver contra los perros o personas cuando está acorralado o herido. Es decir, que este comportamiento agresivo no es gratuito, sino que responde a un instinto defensivo. La prueba es que cada temporada se repite la noticia de algún caso de jabatillos capturados  y domesticados. Ahora además no tenemos que ir muy lejos a buscarlos, desde hace poco más de un mes, en la casa Mariñosa de Troncedo tienen una nueva mascota: la pequeña Wendy que se está criando con los cuidados de Diego y convirtiéndose en el juguete de todos los zagales y zagalas del pueblo. 

Foto enviada por Ana Palacio

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