viernes, 3 de septiembre de 2010

Desde Troncedo


Una de las ventajas que tiene Troncedo es su emplazamiento en  terreno fronterizo entre dos valles pirenaicos: Sobrarbe y Ribagorza, a la vez que prácticamente a la puerta de ambos mirando desde el Sur. Aislado del mundo pero a la vez cerca de casi todo. En estos tiempos esta ubicación nos permite realizar innumerables excursiones y actividades en una misma jornada, tanto hacia otros valles y montañas al norte como a la tierra llana. Ya hemos descrito algunas y ahora añadimos cómo un día  del pasado mes de agosto, nosotros pudimos, sin necesidad de madrugar, hacer el siguiente recorrido: primero empezar la mañana allá arriba del Entremón, llegando hasta el castillo de Samitier a través de la ermita románica de San Emeterio y San Celedonio, lugar donde Leonardo di Caprio podría haber gritado con mucha más propiedad aquello de "Yo soy el rey del mundoooo" desde el mismo borde del precipicio; más tarde comer en Labuerda, para llegar a buena hora a Boltaña y acompañar a la Ronda por las calles de su pueblo. A partir de ello podíamos elegir entre llegar a cenar a Troncedo o quedarnos al baile; eso depende de cada uno ...

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