lunes, 3 de septiembre de 2018

Contrastes



Entramos en septiembre y por mucho que el calendario diga que el verano continúa, el paisaje va tímidamente cambiando de color. Pronto veremos cómo los verdes exuberantes de una primavera y unos inicios de verano excepcionalmente lluviosos van cediendo paso a los amarillos, ocres y rojizos que hacen del otoño una de las estampas más hermosas del año. Pero no es sólo el paisaje vegetal el que cambia, lo grave es que también lo hace el humano. Comparemos la imagen que inaugura esta entrada con la que cerraba la amorosa entrada anterior y podremos sentir el silencio que se ha adueñado de las calles en las que hace unos días correteaban ninones y ninonas. Un silencio venerado por quienes huyen de ajetreos urbanos pero que tanto pesa para los pocos que viven permanentemente en estos lugares.

Al margen de lo que debamos exigir a las instituciones, los más interesados, nosotros, algo tendremos que poner de  nuestro ingenio y esfuerzo para revertir el proceso y conseguir que la vida ocupe estas calles y estas casas en los días de verano, de primavera, de otoño y de … INVIERNO.

El ricino, una de las plantas que guarda su esplendor para el otoño

Última hora: Nos hemos enterado de que hay una oferta de venta de un inmueble en el pueblo que podría servir para abrir nuevas oportunidades... Ojalá


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