Hace muchos años que en la casa
del Albañil de Troncedo no hay nadie que responda a tal apelativo pero
quizás esta afirmación no sea del todo cierta pues parece que Luis se ha
empeñado en recuperar el viejo y tradicional oficio de la familia y, de manera totalmente
autodidacta, lenta y concienzudamente, se está dedicando a apilar de nuevo con la técnica más rudimentaria las mismas piedras que en su día mis antepasados colocaron en otras paredes con maestría antigua y prácticamente igual de rudimentaria.
Gracias Pili.Ya era conocedor de tu admiración a mi labor. La publicación en el blog la tomo como regalo de Reyes.Me produce satisfacción recomponer a mi manera lo que el paso del tiempo y la falta de uso ha deteriorado que nunca tendrá la meticulosidad y buen hacer de los LACAMBRA. Soy REMACHA
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